No podía terminar febrero sin que hiciéramos una acampada en nuestro grandioso cerro Él Ávila o Waraira Repano, y justo cuando estábamos a punto de coordinarla, surgió una oportunidad con la familia Ramírez, cuyos cuatro integrantes querían pasar un fin de semana diferente y en contacto con la naturaleza.

Luego de explorar el terreno, cerciorarnos que todo estaba correcto e instalarnos, nos dispusimos a preparar la cena, que consistió en un simple pero delicioso, balanceado y energético menú, compuesto por arepas de yuca y un revoltillo de huevos bien aliñado, para el que utilizamos ingredientes diversos de producción y demanda local.


El cocimiento de estos alimentos lo realizamos sobre una fogata -que también nos permitió resguardarnos del frío- la cual fue encendida bajo supervisión y con mucha responsabilidad, aplicando la ancestral técnica de rodamiento indio o fuego por fricción. Antes de irnos a dormir, tocamos guitarra y entonamos algunas canciones.
El día 23, a primera hora, pusimos en marcha la segunda fase: Ruta Sendero La Fila. En la vía, ejecutamos una actividad lúdica, denominada juego de lateralidad, con la que, además de divertirnos, pudimos integrarnos mejor como equipo y, al mismo tiempo, adaptamos el organismo para que no sufriera ningún tipo de impacto durante el ascenso.
Asimismo, ofrecimos a nuestros invitados un recorrido anecdótico por la historia local, abarcando distintos aspectos, como por ejemplo, el cultivo y procesamiento de café, que fue impulsado inicialmente por los españoles que se asentaron allí durante la época colonial, y que todavía sigue practicándose.

Después de varias horas, tras alcanzar la cima de la montaña, donde se respira el aire más puro y se fusionan, en un mismo paisaje, las delimitaciones geográficas que existen entre la ajetreada Caracas, con sus abundantes edificios y autopistas, y las relajantes costas de Vargas, accedimos a la Pica La Culebrilla para devolvernos a Sanchorquiz y dar por culminada la aventura.
En esta locación despedimos a los Ramírez, de quienes también aprendimos mucho, honrando su visita con una de las especialidades gastronómicas de la zona: torta casera y café artesanal de Caracas Blue, preparadas por la señora Miriam -madre de nuestro compañero Diego Romay- quien ya goza de cierto reconocimiento entre los senderistas ecofiteros por el original sabor de sus empanadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario